viernes, 31 de enero de 2014

SEXO MACHOTE VIII

Aquí les traigo tres machos, pero machos bien machos que follan así, a lo macho. Personalmente el que más me gusta de los tres es el con más barba, mas vello en el cuerpo y tatuajes más grandes, es hermoso y tiene un culo que aguanta maravillosamente dos pollas a la vez. Por si no os habéis dado cuenta, este machote del que les hablo es Marcus Isaacs y ME ENCANTA...
 Disfrutadlos....


Belleza pura...

Esos ojos, una sonrisa de infarto, la barba tupida, vellos en abundancia, tatuajes, actitud varonil, y aires de hombre común... ¿Qué más decir? Simplemente es:
Un macho como me gustan, y entrega el culo con disfrute mayúsculo. Eso es para mí
un Macho con todas las letras.


¿No os derretiríais con esa mirada? 

Y con buena polla

He quedado sin más que decir...



jueves, 30 de enero de 2014

LAS "PERLAS" DEDICADAS POR PUTIN A LOS HOMOSEXUALES

FUENTE: ABC.es


Con los Juegos de invierno de Sochi cada vez más cerca, el presidente ruso intenta dar la impresión de que en su país no se persigue a los gays, aunque sus palabras afirman todo lo contrario



Vladimir Putin, en una imágen de archivo de 2008

El Kremlin espera que los Juegos Olímpicos de invierno, que se inician el 7 de febrero en la ciudad de Sochi, en el Mar Negro, sean una muestra de la cara moderna de Rusia. Una imagen que contrasta con algunas declaraciones, leyes y actuaciones del presidente ruso, Vladimir Putin, respecto a los homosexuales, y que ha llevado a generar malestar en Occidente y entre colectivos de activistas de Derechos Humanos al prohibir lo que calificó como «la promoción de la homosexualidad entre los menores».
Con la fecha de los Juegos cada vez más cerca, Putin ha intentado salir al paso de las denuncias de homofobia que llegan desde organizaciones internacionales con declaraciones no menos sorprendentes o polémicas, como las realizadas el pasado lunes, y en las que afirmaba textualmente que ««Rusia quiere a Elton John aunque sea gay».
Previamente, y tras defender una ley sobre la prohibición de «propaganda homosexual», Putin se defendía asegurando también textualmente: «No prohibimos nada, no perseguimos a nadie», al tiempo que aseguraba que algunos estados de Estados Unidos sí tienen leyes que prevén una responsabilidad penal para las relaciones sexuales entre homosexuales. «Nosotros no tenemos nada de eso, la gente puede sentirse libre y en paz, pero por favor dejen a los niños en paz», aseguraba el mandatario ruso.
Putin, afirmaba el pasado domingo que la ley «no ofende a nadie», añadiendo que «las personas con orientación sexual no tradicional no pueden sentir que son de segunda categoría, ya que no son discriminados profesionalmente».
Intentando evitar el boicot a los Juegos por estas leyes, el presidente ruso ofreció este fin de semana garantías a atletas y aficionados gays que quieran acudir a los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi, pero defendió su ley contra propaganda gay y sostuvo que «Rusia necesita limpiarse' de homosexualidad si quiere aumentar su tasa de natalidad».
El crecimiento de la población es vital para el crecimiento de Rusia «y todo lo que se interponga en ese camino debe ser eliminado», dijo, usando un término generalmente reservado para operaciones militares.
Pese a esas «no prohibiciones» mencionadas por Putin, las marchas yactividades del orgullo gay son regularmente prohibidas en Rusia y el verano pasado el más alto tribunal de Moscú prohibió los desfiles del orgullo gay en la capital durante los próximos 100 años.
Y no es Putin el único político «antigay». Un diputado afín a esta corriente es Vitaly Milonov, que se ha convertido en la cara del movimiento en contra de los homosexuales en Rusia. Fue este parlamentario quien llevó la iniciativa en la campaña contra Madonna por llevar a cabo «promoción de propaganda homosexual» en un concierto en San Petersburgo, donde se pronunció a favor de los derechos homosexuales. Milonov llegó a afirmar que «La homosexualidad es una enfermedad. Debe ser tratado como un diente que duele».
La homosexualidad era castigada como un crimen en la Unión Soviética, que se derrumbó en 1991. Fue descriminalizada en Rusia en 1993, aunque las nuevas leyes vuelven a limitar los derechos y libertades de los homosexuales, que en ocasiones son perseguidos y torturados mientras las autoridades «miran hacia otro lado» o bien promulgan, según las organizaciones en defensa de los Derechos Humanos.
  



NO TENEMOS HOMOSEXUALES EN NUESTRA CIUDAD

FUENTE: ABC.es


Anatoli Pajomov asegura que los gays serán bien recibidos durante los Juegos Olímpicos de Invierno siempre y cuando «no impongan sus hábitos»





El alcalde de Sochi, Anatoli Pajomov, ha asegurado que los homosexuales serán bienvenidos a los Juegos Olímpicos de Invierno que arrancan en febrero siempre y cuando respeten las leyes y no traten de "imponer sus habitos", pero ha dado a entender que no hay ninguna persona gay en la ciudad rusa.
Pajomov, miembro del partido gobernante Rusia Unida, ha negado que los homosexuales vayan a ser perseguidos con motivo de los Juegos Olímpicos. "Ofreceremos nuestra hospitalidad con todos los que respeten las leyes de la Federación Rusa y no impongan sus hábitos", ha declarado el alcalde a la cadena británica BBC. El gobernante ha negado que las personas gays o lesbianas vayan a tener que esconder su orientación, ya que es "su vida". Sin embargo, acto seguido ha dicho que este tipo de personas no son "aceptadas" en Sochi. "No las tenemos en nuestra ciudad", ha apuntado. En una pregunta posterior, el alcalde ha introducido un leve matiz a su aseveración: "No estoy seguro (de que no haya gays), pero al menos no los conozco".
La presencia de homosexuales como deportistas o espectadores de los Juegos Olímpicos ha sido una de las grandes polémicas de cara a la inminente cita, especialmente después de que Rusia aprobase una ley que castiga la promoción de orientaciones sexuales "no tradicionales" entre los menores de edad. La semana pasada, el presidente ruso, Vladimir Putin, declaró que los homosexuales serían bienvenidos siempre y cuando "dejasen a los niños solos" y subrayó que las nuevas leyes "no prohíben las relaciones sexuales no tradicionales", sino su "propaganda".
Pese a la declaración de Pajomov sobre la población de Sochi, el corresponsal de la BBC en la zona ha podido visitar un bar gay en la ciudad. El líder opositor Boris Nemtsov también ha hecho hincapié en la contradicción entre las palabras del alcalde y estos establecimientos: "¿Cómo sobreviven? ¿Por qué no se han ido a la quiebra?".


lunes, 27 de enero de 2014

MADURO FOLLA A JOVEN RUBIO

Tío maduro, que está buenísimo, folla hermosamente en su caravana a un joven rubio, mientras, los amigos impacientes de éste, deben esperar fuera a que acabe la entrega de leche.


sábado, 25 de enero de 2014

EL MUJIK (El Campesino Ruso)

RELATO:


          Mi nombre es Alexei Nikolaievich Petrov, en confianza Liosha. Desde la emancipación de los siervos de nuestra querida Rusia, poco he tenido por decir en favor del Mujik ruso, no así mi inseparable compañero Kolia quien siempre encuentra motivos para defenderlos.

          Kolia y yo somos hijos de terratenientes de la Rusia del Zar y nos conocemos desde muy niños. Cuando cumplió veinticinco años, su padre lo consideró demasiado crecido para estar soltero y arregló un enlace con la hija de un renombrado General miembro de la Realeza, nos dijimos que eso no impediría que nuestra cercana amistad continuara.

          Kolia vino a mí la noche previa a su boda, las lágrimas humedecían su pálido rostro de ángel, su figura endeble y espigada parecía mecida por el viento, pero era el efecto de la Vodka que corría por sus venas. Poco me costó sostenerlo cuando se desplomaba ante mí, si bien no soy de complexión grande, soy más atlético, carezco de esa fisonomía tan de moda en estos tiempos en que una apariencia un tanto débil y pálida habla de que no pertenecemos a la raza campesina. Kolia estaba destrozado, lo llevé hasta un sillón y me senté a su lado. Se mantuvo asido a mi cuello llorando sin apartar un instante su rostro de mi hombro, poco faltó para que llorase yo también. Tomé su cara entre mis manos y besé su frente, sus párpados húmedos y luego todo su rostro. Al llegar a su labios Kolia pareció encenderse de pronto y abrió su boca intentando invadir la mía. Sus manos comenzaron a recorrer mi espalda frenéticamente en caricias casi desesperadas. Lo abracé con fuerza respondiendo a sus profundos besos y caricias. Fui despojándolo de sus ropas hasta tenerlo completamente desnudo, nunca nuestra amistad había tomado este rumbo, pero lo seguíamos con toda naturalidad.

           Kolia sonreía dulcemente mientras besaba su pecho, me detuve en sus tetillas jugando con ellas con mi lengua y dando suaves mordiscos que hacían que mi amigo se contorsionara de placer. Me alegraba el verlo feliz, poder hacerlo feliz. Bajé con mis besos a través de su torso y llegué a su polla que nada tenía de endeble, la firmeza de la roca poseía. mi lengua acariciaba el glande rosado del que manaban ya los primeros jugos, y yo los saboreaba gustoso. Mi saliva se escurría por toda esa verga enhiesta, rodeé con mis labios su glande y sentí las manos de Kolia que intempestivamente ejercieron presión sobre mi cabeza obligándome a engullirla de una sola vez. Creí que me ahogaba, nunca había tenido una polla en mi boca, pero me sorprendí a mi mismo habituándome rápidamente a ello sintiendo un delicioso placer. Subía y bajaba por todo el largo de su pija que traspasaba los confines de mi garganta y a la vez jugueteaba con mi lengua. La saliva escurría por todo su falo y seguía a los lados de sus cojones hasta alcanzar el inicio de su raja. Kolia, abandonado al placer, estaba desparramado sobre el sillón. Tomé sus piernas, las subí a mis hombros y dejando su polla lo alcé por las caderas quedando su culo hermoso ante mi rostro. Me dediqué a lamerle los cojones, y luego la raja que ensalivé cuantiosamente. Llegué al ojete en que introduje cuanto pude mi lengua, podía ver la satisfacción en su rustro, y sentirla en sus contorsiones. La saliva inundaba aquella raja y la entrada de su culo. Kolia pidió ansioso que lo penetrase, saqué mi miembro e intrduciéndolo poco a poco en él fui llegando a la gloria. Cuando estuve completamente dentro suyo, lo besé tiernamente, luego con pasión y después en forma desaforada, parecía querer comérmelo, y él respondía de la misma manera, éramos como lobos en celo, creo que incluso aullamos entre risas y gemidos, nuestra amistad había llegado a un punto del que ya no se podía volver. Kolia se sentó sobre mi vientre evitando que mi verga dejase de penetrarlo, y cabalgó sobre mí endemoniadamente. Pronto brotó la esencia de su miembro viril sobre mi pecho y los restos de mi ahora destrozada camisa. Veía su cara de ángel que mutaba a demonio en un instante y me acercaba al clímax, no tardé en estallar llenando con mis fluidos todo su ser. Se tumbó sobre mí dejando que mi pija saliese poco a poco mientras perdía su rigidez. nos besamos nuevamente y permanecimos uno junto al otro, muy pegados.

            - Mi querido Liosha, pareces un Mujik -dijo mientras miraba entre las tiras de tela de lo que había sido mi camisa, mi pecho cubierto de vellos, y a la vez reía de buena gana sabiendo que el comentario me molestaría-

            - Y tú una francesa debilucha

            - Quel est le problème?..  mon amour -respondió en francés, ya que todo ruso de alcurnia ha de hablar francés y alemán (aunque solo sean simples frases) para denotar cultura, y rió a carcajadas-


            La noche había terminado, despertamos con la realidad de la inminente boda, pero Kolia ardía, la fiebre se apoderó de su cuerpo acentuando su debilidad y palidez. Le ayudé a vestirse e hice que el cochero trajese al doctor Kauffmann, una eminencia de la medicina alemana que establecido en Rusia atendía a la aristocracia (aunque se rumoreaba que en su país no atendía más que a ratas). El enlace debió posponerse hasta una comprobada mejoría del novio, lo cual nos dio una agradable temporada para pasar grandes momentos juntos, pero pasado un semestre, el matrimonio se realizó y la pareja salió en viaje de bodas por Europa por tres meses.

            La partida de Kolia fue para mí una deslealtad ¿Qué necesidad había de ausentarse tres meses? Estaba furioso, en ese tiempo me dediqué a cobrar los pagos por las tierras cedidas a los campesinos tras la emancipación de los siervos. Esto me enfurecía aún más, y acometía con toda mi ira contra esos Mujiks que nunca tenían suficiente para la paga. Si no era por cosecha escasa, era por alguna nevada, desborde de un río o lo que fuese, pero siempre tenían excusas para intentar no pagar, y yo exigía con mayor ímpetu hasta que lograba la cobranza. Me resonaban todo el tiempo las palabras de Kolia "La tierra es de quien la trabaja" ¿Y estos? ¿no me hacían trabajar más de la cuenta intentando cobrar? La cuestión es que me fui ganando la enemistad de nuestros antiguos siervos. Cierta vez, siendo ya el atardecer, estaba aún en los caminos perdidos entre los campos y el cochero quiso parar por necesidad. Lo miraba desde la troika mientras sacaba su polla y se ponía a mear haciendo círculos en la nieve a la vera del camino. No pude resistir semejante imagen, saqué mi verga y comencé a sobarla. Cuando el condenado cochero lo advirtió, fue jugando con su tranca que aumentaba de tamaño considerablemente. Le dije que viniera, pero él solo sonreía mostrándome con descaro su pija en alto. Hacía frío, ordené que viniese pero en lugar de obedecer me miraba y sonreía. Comenzó a caminar por el sendero con su tranca en la mano. Salió de mi campo de visión. Oscurecía rápidamente y el viento era helado. Esperé unos instantes y bajé envuelto en mi manto de armiño y no pude ver al cochero. Caminé unos pasos y la noche ya prácticamente lo cubría todo. Grité y maldije al cochero para que terminase el estúpido juego, pero éste no aparecía. Al amparo de la penumbra llegaron, salidos de no sé donde, cinco Mujiks, fuertes como toros, y me rodearon. yo giraba a uno y otro lado intentando anticipar la segura agresión. Uno tiró del manto de armiño exponiendo mi pene que todavía pendía fuera del pantalón a medio colocar. Los cinco rieron burlándose. No tardó en llegar el primer golpe, le siguieron más y terminé en el piso, entonces vinieron las patadas. Los caballos huyeron en la negrura de la noche tirando de la troika, y los Mujiks, creyendo que me habían dado suficiente ya, se marcharon. El frío calaba en los huesos, yo permanecía en el suelo incapaz de moverme. Intenté colocarme el pantalón que había caído en la paliza, no pude, tenía los miembros entumecidos. Vi la luna azomar sobre el horizonte creyendo que moría, pensé en Kolia y cerré los ojos.

             Desperté con dolores en todo el cuerpo. La cama en que estaba no era cómoda, pero tenía unas sábanas de blanco lino barato muy limpias. La habitación era pequeña, entraba una débil luz por la única ventana de escasas dimensiones. La puerta se abrió y me invadió el terror al ver que entraba un Mujik. Era grande y fuerte como los que me atacaron. Me acurruqué en la cama temeroso pero él se acercó y acarició mi frente como buscando cerciorarse de que no tenía alta la temperatura. La mano cálida y su sonrisa me inspiraron confianza. Volví a dormir.

              Pasaron algunos días de los que casi no tuve conciencia, solo algunas imágenes del Mujik prodigándome cuidados. Una mañana me despertó el aroma de pan recién horneado y el sonido de líquido que es vertido en un tazón de lata. Me levanté, miré a través de la puerta entreabierta y pude ver al hombre meando en un bacín. Su espalda era enorme, como lo eran también sus brazos, y esa mano que tantas veces había acariciado mi frente, sostenía ahora una polla con vestigios de una erección matinal. Salí a la otra habitación, dejó el bacín en el suelo, me tomó por los hombros y con gran alegría me dio los habituales tres besos que se dan entre la gente común. Los recibí con alegría también. Tocó mi frente controlando la temperatura, y yo solo pensaba en lo que esa mano había sostenido antes. Comimos pan de centeno y charlamos la mañana entera. Afuera nevaba, continuó así todo el día, al siguiente me encontraba ya mucho mejor, y con el correr del tiempo me fui integrando a las tareas propias del campesino, cosa que jamás hubiera pensado. Cada vez que veía a ese hombre sentía derretirme por dentro, sus manos enormes marcadas por el trabajo, su sonrisa clara, esas maneras toscas pero a la vez tiernas y protectoras, los brazos gruesos y rudos, el pecho cubierto de abundantes vellos y una barba espesa, todo en él me enloquecía. Una noche, mientras bebíamos abundante Quast sentados a la mesa en un mismo banco de madera, nos fuimos acercando hasta quedar pegados uno al otro. Nos miramos y comenzamos a reír, puso una de sus grandes manos en mi hombro yo apoyé mi cabeza en el suyo sin poder parar de reírnos. Desde mi posición podía ver que su polla había aumentado de tamaño, posé mi mano sobre ella acariciándola sobre las telas. Las risas cesaron. Giré mi rostro y fui dando pequeños besos en su cuello. Suspiró, pero de inmediato se puso rígido.

               - Liosha, hay cosas permitidas en su mundo, pero totalmente prohibidas y castigadas en el de los campesinos. Ésta, es una de ellas -dijo el Mujik-.

               - Yuri, mi mundo eres tú, sólo eso me importa

               Continué besándolo y él me tomó por la cintura y sentándome sobre sus piernas me dio un beso tierno en los labios. Sentía su barba varonil rozando la mía que durante esos días había crecido. Me sostuvo con sus brazos llevándome a la habitación. Desprendió uno a uno los botones de mi camisa desvistiéndome con dulzura. Sus manos rudas acariciaban suavemente mi pecho, mi abdomen y luego quitaron mi pantalón. Me sorprendía y a la vez me derretía más aún que un hombre tan varonil, de maneras toscas, pudiera ser tan tierno en la intimidad. Me tenía completamente desnudo boca arriba sobre su cama y me contemplaba sonriente, él solo se había quitado la camisa y desprendido el pantalón. Se tendió conmigo en la cama y tomando mis caderas elevó mi culo hundiendo su rostro en la raja que recorría sabiamente con su lengua que luego introdujo repetidas veces en el orificio de mi ano en una penetración lingual que en mí mismo jamás había experimentado. De este modo me fue dilatando para luego ir con sus besos por mi vientre y mi pecho camino a mis labios, a los que mordisqueaba suavemente. Mis piernas quedaron rodeando su cintura,  Yuri largó saliva sobre aquella mano que tantas veces acarició mi frente mientas convalecía y la esparció sobre su pétrea verga, y la introdujo lentamente haciendo que mis sentidos estallen. Cuando estuvo completamente dentro de mí, nos fundimos en en beso profundo que nos suspendió en el tiempo, y luego, con un movimiento de caderas me clavaba muy hondo. Se retiraba y volvía a embestir con suma destreza. Con su pecho sobre el mío podía sentir el peso de aquel hombre enorme que me estaba haciendo suyo, pero suyo por completo, de una forma pura y sincera que jamás había imaginado siquiera. La pelvis de Yuri chocaba contra mis muslos alzados desde la cintura por uno de sus brazos poderosos mientras yo me aferraba a sus hombros. Se retiró de mí, besó  mi bajo vientre y me giró sobre mi mismo colocándome boca abajo. Introdujo nuevamente su pene en mí, de una sola vez impulsado por todo el peso de su cuerpo enorme. Los gemidos entremezclados con los suspiros llenaron el cuarto. Las embestidas aumentaban su ritmo agregando el sonido de su pelvis contra mis nalgas a la música que generaba nuestro acto de amor. Mordí la almohada asiéndome de los barrotes del respaldo de la cama cuando Yuri en total frenesí daba ahora estocadas con total rudeza. Gemía sonoramente por no aguantar la inminencia de la eyaculación, y no pudiéndola ya contener, esparcí mi semen entre mi vientre y el blanco lino de las sábanas. Las constricciones de mi ano sobre su pija, hicieron que Yuri se viniera también, llenando todo mi interior con su varonil esencia. Quedó unos instantes tendido sobre mí dejándome sentir su peso, y yo pensaba "éste es mi hombre, al que quiero pertenecer".

            Yuri se tumbó sonriente a mi lado con los brazos sobre la cabeza, pero enseguida me rodeó abrazándome tiernamente. Mi rostro estaba en contacto directo con su axila colmada de vellos, el aroma me extasiaba, mi lengua la saboreó con placer. Al ver sobre su verga restos de su semen, que ahora era mío, dirigí mi boca a ella para limpiarla con avidez. No había terminado aún la tarea que me había propuesto, y aquella polla comenzaba a retomar su esplendor. La introduje por completo en mi boca, y en ella fue aumentado de tamaño llenándome por completo. Yuri se movía con evidente placer cuando mi boca y mi lengua se adueñaron de su mástil alzado al cielo. Jugué con ella sin miramientos, y de improviso, las contracciones delatoras se hicieron presentes llenándose mi boca de abundante semen que a trallazos manaba la verga de mi hombre. Nada dejé escapar, devoré don deleite cada gota, luego me acosté a su lado y él me abrazó sonriente. Tiró del extremo de la manta para cubrirnos, asegurándose que yo estuviese bajo buen abrigo, tras esto me besó con la ternura que descubrí era natural en él. La mañana siguiente era esplendorosa, volví a la ciudad, solicité a mi padre un adelanto en tierras de mi herencia, accedió complacido sabiéndome inflexible ante el campesinado. Kolia había vuelto ya, lo encontré paseando alegremente de la mano de su esposa, parecían dos damiselas francesas.

                  - ¡Bonjour, mon cher! -dijo Kolia exultante mirando mi aspecto barbudo- ¡Ahora sí que pareces un Mujik!
                  - Sí, y las tierras son de quienes las trabajan... -dije recordando su decir-
                  - ¡Oh! ya no creo tales estupideces, ahora administro las tierras de mi padre y del General. ¡Au revoir, mon cher, vous voir bientôt!

                  No volví a ver a Kolia, tampoco quise hacerlo. Con mi parte de las tierras hice una verdadera cesión de ellas, sin esperar paga alguna, entregándolas a quienes desde hacía años las trabajaban. Reservé una parcela para Yuri y para mí. Retorné a la tierra, al trabajo y a mi hombre. Ahora soy ya todo un verdadero mujik.





Liosha tras su estancia en el campo

Yuri trabajando a Liosha


miércoles, 22 de enero de 2014

SEXO MACHOTE VII (franceses)

¡Cómo me ponen estos franceses! Cero glamour, cero romanticismo, pura pasión de la más guarra alejadísima del estereotipo habitual. Simplemente...  Me encantan.



VÍDEO COMPLETO
A partir del minuto 7, el pelirrojo de barba con gorro amarillo, muy machote, y el chico al que petan el culo quedan solos, esa follada no tiene desperdicio... Me gusta mucho este estilo de vídeos donde los participantes no parecen actores, lo hacen con suma naturalidad. Las miradas  a cámara del chico de barba, dejan ver todo su morbo, y el otro tiene un culo que se engulle la polla con un hambre voraz.






martes, 14 de enero de 2014

SEXO MACHOTE V (ingleses)


Obreros ingleses. No son lo que se diría... el típico caballero inglés, no son estirados ni aburridos, eso sí, hacen la pausa para el té de las cinco, y a falta de té... beben lo que tienen a mano. Para derribar estereotipos, para eso es este vídeo instructivo, muy educativo, muy placentero, muy guarro. Me encantan estos ingleses, y no es que quiera quedar bien con toda Europa, pero sí, ME ENCANTAN...







Por problemas para la visualización en esta página, puedes recurrir al siguiente Link, donde podrás verla completita...

OSITOS

¡Cómo nos gustan los ositos cuando juegan! Son tan tiernos... Quién no sucumbe ante la visión osuna en plena acción.

Aquí, dos osos que juegan y follan a lo bruto. A disfrutarlos (tiernamente)


lunes, 13 de enero de 2014

viernes, 10 de enero de 2014

EL MACHO DE MI TÍA

RELATO

               Papá murió hace algunos meses, y en pleno montaje del espectacular velorio, no tuve mejor idea que comerle la polla a uno de los ayudantes de la casa funeraria, en uno de los cuartos de descanso. Antes de horrorizarse, querido lector, debo decir en mi defensa que mi padre hacía años que se había retirado a una casa en el campo llevando una vida que no incluía a nadie de la familia, A Nadie, por lo que mi relación con él era prácticamente inexistente. Por otro lado... el ayudante estaba buenísimo...

               Lo había visto colocando las múltiples coronas que hipócritamente recordaban cuan querido era el difunto, y seguí sus movimiento con la vista en todo momento. Salí a fumar un pitillo y al instante lo tuve tras de mí, lo miré y me sonrió hermosamente, pero debió recordar la situación en que estábamos porque mutó su rostro a una sombría expresión y me dio el pésame.

               - Si quieres descansar un poco puedes ir a una de las salas, son cómodas y te alejan por un rato -dijo seriamente-

               - ¿Me muestras donde?

               - Siguiendo por el corredor...

               - ¿Me muestras dónde? -dije interrumpiéndolo-

               Me condujo por el corredor hasta la puerta final, entré tras él a la pequeña habitación y sin mediar palabras me arrinconó contra la puerta y me plantó un beso. Volvió a sonreír como antes, me rodeó con sus brazos como no queriendo que me escapara, aunque por supuesto, yo en realidad no planeaba hacerlo.

              No lo podía creer, este hombre de unos treinta años, al menos metro noventa de estatura, cuerpo de rugbbier rubio y fuerte, enfundado en un riguroso traje negro me estaba haciendo delirar en pleno velatorio. Busqué con mis manos su tranca que ya estaba dura como roca, la liberé de su prisión para verla en todo su esplendor. El glande rosado brillaba humedecido por líquido preseminal y parecía apuntar directo a mis labios. Me dejé caer de rodillas y él sobre el sillón tras de sí. Junté cada gota de líquido con mi lengua para saborearla mejor, luego engullí la cabeza de esa polla colmándola de mi saliva y la dejé deslizarse dentro de mi boca. Parecía poseído, nunca hasta ese momento una verga me había enloquecido a tal punto, su aroma me embriagaba, sus manos imponían sobre mi cabeza un ritmo casi salvaje y me gustaba, disfrutaba cada centímetro de polla de ese macho rudo escondido tras ese traje negro. Sus embestidas a mi garganta aumentaban mientras que con una de sus manos enormes buscaba mi culo planeando que hacer con él. Pero todo sueño termina, y este lo hizo cuando entró una de mis puritanas primas que con sus gritos dio noticia de lo que ocurría en la apartada salita a toda la concurrencia, en en cuestión de segundos habíamos robado el protagonismo al difunto que a solas quedó a la vez que la pequeña habitación se atestaba con el ayudante, su tremenda verga y yo como centro absoluto del universo.

               Para apaciguar estas agitadas aguas, emprendimos con mi madre una seguidilla de viajes y estadías campestres  tendientes a lograr el olvido, cosa que no ocurrirá, porque en una Familia, los "incidentes" no tienen olvido, a lo sumo discreto silencio, pero nunca olvido. Para Navidad viajamos a Buenos Aires a pasar las fiestas en casa de mi tía Matilde, esperando mi madre que quizás al otro lado del charco, la cosa estuviese más tranquila.

              La historia de mi tía es larga y no me interesa contarla hoy, así que resumiré esa parte dando solo los datos que atañen a lo que verdaderamente deseo narrar.

              Cuando Gerardo, el hermano de papá, se casó con Matilde, fue muy criticado por toda la familia. Se decía que "esta puta argentina solo anda tras la fortuna de Gerardito", y es que el tío era ya bastante mayor, y ella unos cuarenta años menor que él. Matilde estuvo a su lado hasta que Gerardo murió ya con los noventa bien cumplidos, así que en todo ese tiempo ella se ganó la confianza y simpatía de todos, pasando a ser la Tía Matilde, ya nunca más la puta argentina. Todo esto me lo han contado, porque yo casi no conocí al tío Gerardo, mi propio padre también se casó en terceras nupcias con mamá, treinta años menor que él, y de ahí nací yo, el Benjamín de esta familia bastante anciana.

                La tía, para no dejar de lado las tradiciones familiares, tras un luto de unos cinco años se casó con un joven de veintitantos, un macho argentino del que siempre se dijo que trabaja para pagar sus propios gastos como Dios manda (suerte que Dios no le mandó mantener a su mujer, porque jamás podría un pobretón con las extravagancias de tía Matilde). No volví a verlos desde que se casaron, hacía ya trece años, cuando yo apenas tenía siete, así que me hacía mucha ilusión la visita a Buenos Aires, después de todo... la tía era ya toda una leyenda para nosotros en España (Quizá algún día yo mismo lo sea).

              Apenas llegados a Buenos Aires nos instalamos en un hotel, pese a la insistencia de la tía que prefería nos quedásemos en su casa, y al día siguiente fuimos a visitarla a su coqueto piso en la aristocrática Avenida del libertador. Estaba sola, "Luisito" en el trabajo, pero ya se había pedido una licencia para poder pasar más tiempo juntos (por cierto, yo no tenía idea en que trabajaría este, supuse que en nada). Mamá y la tía quedaron charlando animadamente y yo me fui a caminar por la ciudad, la encontré muy bonita y familiar, por algo dicen de ella que es "la más europea de las Capitales latinoamericanas". El calor es agobiante en estas fechas en Buenos Aires, y pronto encontré refugio en un pequeño centro comercial con los acondicionadores de aire trabajando a pleno. Todo tiene sus ventajas y desventajas, ahora el frío hacía que casi no lograra contener una creciente urgencia por encontrar un baño, que resultó estar en un subsuelo. ¡Qué alivio resultó! pude descargar con furia en el mingitorio. Al observar mejor pude notar que el ambiente era un tanto extraño, los sitiales permanecían ocupados más tiempo del necesario y un señor se paseaba hasta la puerta y volvía, pero no parecía urgido por mear, sino más bien por mirar. Mi vecino comenzó a ver descaradamente mi pene, y terminé entendiendo que estaba en una de las famosas "teteras" porteñas donde los hombres se juntan a satisfacer curiosidades y deseos. El hombre a mi derecha debía tener algo más de cuarenta años y el de mi izquierda tal vez treinta. Cuando mi polla comenzó a tomar tamaño el cuarentón me miró como pidiendo permiso, me puse un poco de lado y tomó mi verga con toda confianza. El de la izquierda miraba ,y yo, al ver su pija hermosa la comencé a tocar y masturbar, el hombre que se paseaba parecía querer ver también, y me giré más aún para que pudiese hacerlo, se notaba el placer en su rostro, se tocaba sobre el pantalón y continuamente se acercaba a la puerta para avisar si alguien venía, y cuando esto ocurría, cada uno tomaba su pose hasta que el intruso se fuese. La situación era extraña para mí, en España también pasan cosas en los baños, pero no se comparaba a esto, éramos al menos siete que nos tocábamos excitándonos unos a otros con movimientos masturbatorios. El cuarentón se inclinó y tragó de un solo bocado toda mi polla, el hombre a mi izquierda agradecía mis caricias en su miembro erecto dándome toques con su lengua sobre mi cuello. Al ver la cara suplicante del que se paseaba hasta la puerta, deslicé mis bermudas dejando mis nalgas expuestas y él pidió el relevo a otro para que vigilase y se acercó con prisa, sin sacarla del pantalón me apoyaba la polla con desesperación, sentía la presión de esa verga que las telas apenas contenían. Por un momento tuve la sensación de que todo se iría de mi control, pero en realidad nunca lo tuve, sucedía lo que cada uno permitía que sucediese. El que ahora custodiaba la entrada gesticuló nervioso y cada quien tomó su puesto. Quien entraba era un policía, en un instante el baño quedó desierto, para no ser tan obvio fingí que aún meaba. El policía se refrescaba mojándose el pelo y el cuello. Me acerqué a los lavabos y para disimular, hice un comentario absurdo sobre el calor.  "sí, es cierto" respondió sonriendo el policía ante mi decir, que yo ya ni recordaba.

               - ¿Cómo soportáis esos uniformes con tanto calor?
               - No queda otra...  -respondió- y eso que no llevo chaleco, con chaleco es inaguantable.

              Mojó un poco más su cuello, y por hacer más tiempo hice lo mismo. Se puso de lado frente al espejo como quien mira si le queda bien lo que lleva puesto.

               - Perdón pero... ¿es delito aquí decir a un policía que el uniforme le sienta muy bien? -pregunté-

               - No pibe, no pasa nada -dijo sonriendo-




               El policía salió del baño y yo no supe como interpretar lo sucedido, nadie más quedaba. Entró personal de limpieza, por lo que dejé de divagar y salí también. Podía ver a cierta distancia al poli, subía por una escalera mecánica, lo seguí. El hombre debía estar cerca de los cuarenta, moreno de buen porte, algo de barriga que se me antojaba le quedaba muy bien, y ese uniforme... me quedé perdido en mirarlo, verdaderamente era un deleite, marcaba un paquete fenomenal y un culo maravilloso. Siguió hasta el tercer nivel, y para mi sorpresa, fue al baño... Entré también, desde un cubículo me hizo señas para que entrara y lo hice.

               - ¿Eres casado?

               - Algo así... -dijo- ¿Y vos?

               - Algo así -respondí mintiendo-

               - ¿Qué te gusta?

               - Los machos -dije sin dudar, y él con una mano enorme sobre mi nuca me besó haciéndome sentir su lengua que hurgaba en mi boca, como penetrándome con ella-

                Sacó su miembro viril que quizá no era tan grande, pero sí bastante grueso. Bajó mis bermudas y tras escupir en su mano, introdujo uno de sus gruesos dedos en mi ojete mientras con el resto jugaba en la raja. Me sentía doblemente penetrado, por su lengua en mi boca y por sus dedos, que se sumaban al primero, en mi ano. Lo fui masturbando con fuerza hasta que su blanca humedad se disparó directo sobre mí manchando mis ropas. Profundizó su beso y lo cortó en un instante, me dio un nuevo y breve beso y se fue simplemente diciendo:

               - Chau pibe.

               Me quedé en el baño intentando secar el semen con papel sanitario. La situación era extraña, pero me gustaba. Reduje la mancha lo más que pude, la acerqué a mi rostro, íntimamente creo que no me preocupaba oler a semen, todo lo contrario, quería que el aroma a macho perdurara. Luego salí. Busqué por todos lados pero ya no lo encontré. Volví a casa de la Tía Matilde excitadísimo, temiendo no poder disimular. Pero al entrar, casi me desmayo, me puse de una palidez extrema, ¿cómo pudo el poli saber donde encontrarme? ¿habría alguna consecuencia legal? Temía por mi inexperiencia, ¡Qué puedo yo saber que ocurre con la ley en este país! Todo el miedo que no había tenido antes, lo tuve junto en un instante. La tía advirtió mi malestar y me socorrió con prisa, cuando me tranquilicé me presentó a Luis, su macho, que extendió su mano con firmeza en un saludo casi formal, yo lo miraba si saber que hacer.

              - ¿Estás bien pibe? Creo que estás muy flaquito y el calor te pegó re mal, Matilde ¿si le damos un poco de lechita a este nene? -dijo Luis, el poli, con toda naturalidad-

              -Puede ser... Tranquilo Benjamín, ahora te hago preparar una buena chocolatada -continuó la tía-

             Para la hora de la cena ya los mareos y malestares habían pasado. Mamá había quedado en visitar a una vieja amiga (no sabía que las tuviese en Argentina... ), y la tía insistió en que sería mejor que me quedase en su casa en vez de ir al hotel, por las dudas. Terminé la cena y me fui a dormir.

            Debía ser bastante más de la medianoche cuando me desperté, fui a la cocina en busca de algo de leche. Desde el estar se oía el sonido del televisor, me acerqué y allí estaba el macho de mi tía, sentado en el sofá con esas piernas robustas muy abiertas y los brazos extendidos sobre el respaldo abarcando casi la totalidad del sillón, y para mi deleite quedaba su bulto en un primer plano dentro de un ajustado slip blanco. Me quedé viéndolo un rato, comenzó a sobarse lentamente hasta que dijo: "Podés venir, no muerdo... aunque me gusta". Me senté a su lado, él no movió sus brazos, con lo que casi me abrazaba, podía sentirlo rozando mi espalda. Sentí el aroma seductor de su piel recién duchada, su pecho tenía abundante vello negro, sus piernas también lo tenían. Él miraba televisión y se sobaba, y yo, lo miraba embelesado  a él. Me animé a tocar su pecho, sus pectorales firmes, sus brazos anchos. Descubrí a la tenue luz que sus ojos tenían unos destellos verdosos. Su corto cabello negro brillaba como la noche. Y aquel macho seguía con la mirada clavada en el televisor, yo, aún no me enteraba que programa veía. Apoyé mi cabeza en su hombro y acariciaba su pecho suavemente, me sentía como un gatito suplicando cariño. Pronto se asomó la tía, creo que ni me vio, llamaba en voz muy baja a Luis y se perdió nuevamente en la oscuridad del corredor.

            -Pibe, seguí viendo si querés, después lo apagás y a la camita.

            Miré televisión unos instantes, emitían un documental sobre las tortugas de las Islas Galápagos, que muy poco me interesó. Apagué y me adentré en la oscuridad del corredor procurando no hacer ruido. La puerta de la tía estaba apenas entreabierta, con sigilo llegué hasta ella para enterarme de cuanto sucedía. La tía estaba en cuatro patas sobre su amplia cama con dosel (por un instante volvieron a mi mente las tortugas de las Galápagos), y el macho con los pies firmes sobre el piso le daba sus estocadas desde atrás, mientras la sujetaba por las caderas con sus manazas atrayéndola   hacia su pelvis a la vez que embestía. Las carnes fofas de la tía temblaban ante cada movimiento de su macho, en realidad no tanto, es la envidia quien habla. La tía tenía las carnes más firmes que muchas mujeres con la mitad de su edad, y la verdad poco me detuve en ver sus carnes, me hallaba abstraído con esa espalda enorme que se me presentaba terminando en un culo firme tapizado de suaves vellos negros. Como hubiera querido que fuesen mías las carnes que temblaban con cada estocada, mío el culo que golpeteaba sonoramente al colisionar contra esa pelvis varonil con aquel ritmo impuesto por este macho que tanto estaba deseando. Cómo hubiera querido estar en ese lugar, entre esas mano hábiles que tan bien sabías hacer, ensartado por asa polla gruesa y dura. Pero estaba a tan solo unos metros viendo, con deseo, con envidia, con lujuria creciente, pero solo viendo.

           Desde mi rincón, tras la hendija de la puerta, comencé a tocarme sintiendo la humedad que ya manaba de mi miembro viril. Y Luis, que parecía estar siempre un paso adelante de mis propios pensamientos, giró la mirada hacia la puerta. Tuve el impulso de retirarme, pero no lo hice, permanecí mirando, y él me sostuvo la vista. Un goce perverso podía entreverse en su mirar. Aceleró el ritmo logrando que los pequeños quejidillos de la tía se tornaran salvajes gemidos cada vez más audibles, llegando a la estridencia. El macho sacó su polla colocándose levemente de lado, para que yo pidiese verlo escupir semen en abundancia por doquier, sin dejar de sostenerme la mirada. Tampoco pude contenerme y eyaculé profusamente intentando que nada cayera sobre la alfombra del corredor. Miré mis manos llenas de semen, y en un acto comandado por la ira, embadurné la alfombra con la leche que tanto quise contener. Me fui a la cama con una sensación extraña, sin poder conciliar el sueño y una sola cosa en mente: mi codicia por el Macho de mi tía.

             Desperté a la mañana siguiente como después de una borrachera, las sábanas estrangulaban mi cuerpo envolviéndolo raramente. No encontraba mi boxer por ningún lado, la cabeza me deba vueltas y la luz que entraba por el ventanal me cegaba. Al correr las cortinas, y ver hacia abajo desde la altura del piso veinticinco, me dio un vértigo de muerte. Salí de la habitación desnudo rascándome la cabeza de pelos enmarañados, como si hubiese olvidado que estaba en casa de mi tía. En la cocina volví a la realidad con un sobresalto al ver a Luis en pelotas tomando leche directamente del envase frente a la puerta abierta de la heladera.

             - ¿Te despertaste pibe?

             Tuve la absurda reacción de llevar las manos a cubrir mi entrepierna.

            - Tranqui Benja que tu tía no está, se fue al salón de belleza y le va a tomar varias horas.

            - No me di cuenta que he salido desnudo de la habitación -dije sonrojado-

            - Sí, yo también -respondió sonriendo a la vez que daba otro sorbo y luego extendió el envase hacia mí-

            Bebí directamente, como lo hiciera él, pero la leche se escurrió por la comisura de mis labios, por lo que debí dejar de beber, y apartando el envase con un gesto de vergüenza, se lo devolví enrojeciendo más aún.

             - Es que te gusta demasiado -comentó sonriente-

             - Me temo que así es -acoté limpiándome con el dorso de la mano-

             Guardó la leche en la heladera y cerró la puerta de un rodillazo, muy a lo macho, me guiñó un ojo y salió de la cocina. Quedé pensativo unos instantes, y me fui a duchar, pero por impulso no me vestí. Caminando en pelotas por el corredor, me encontré con la puerta abierta de la habitación de la tía, y dentro sentado en un sillón, aún desnudo, al macho de mis desvelos.

              Entré, me seguía él con la mirada sin moverse del sillón. Me subí a la cama todavía con las sábanas enmarañadas y tomé la posición en que había visto a la tía, moviéndome de atrás hacia adelante y contoneando un tanto las caderas con el culo apuntando hacia el macho. Pronto se levantó y llegó hasta mí. Tomó mis caderas con sus manos y hundió su rostro en mi raja. Su lengua me penetraba tan profundo como lo hiciera el día anterior en mi boca. Creí desfallecer, el placer me inundaba con oleadas que recorrían mi vientre. Llenó de saliva la raja y el ano. Quise separar un poco más las piernas esperando la primera estocada, pero me lo impidió rodeándolas con un brazo a la vez que en un rápido movimiento me giró sobre mí mismo, quedando yo boca arriba en la cama. En su rostro no había la habitual sonrisa, sino un lujurioso mirar que me ponía a tope. Me arrastró sobre la cama haciéndose lugar. Puso mis piernas sobre sus hombros y se acercó a besarme, con un beso apasionado, bastante animal, mientras yo comencé un movimiento con mi vientre indicándole la urgencia de que me poseyera. Pero él tenía la voz cantante y se detuvo en mi boca y mi cuello cuanto quiso. Cuando ya casi desesperado, creí que no podía aguantar más sin ser penetrado por este macho, introdujo de improviso la cabeza de su tranca en mi culo lubricado por su abundante saliva. Y yo que había juzgado que su pene no era demasiado grande... Casi estallé en un grito que fue gemido intenso, Luis sonrió y penetró un poco más. Cerré los ojos un instante y me amoldé gratamente al grosor de su verga, abrirlos nuevamente fue ver su rostro de macho consciente de su poder, y al notar que ya mi culo estaba habituado, me tomó por los hombros y la introdujo por completo. No podía más que derretirme en la pasión que me colmaba, el deseo aumentaba y la envidia se esfumaba, el macho ya era mío, aunque lo supiese compartido, era mío. Sentía el peso de su cuerpo en mis piernas plegadas sobre mi pecho, y él bombeaba profundamente. Creí que acabaría, pero quitó de mi su pene y me tumbó boca abajo. Volvió su lengua a mi raja que saboreaba con placer jugando con su lengua experta, y volvió a ponérmela, esta vez de una sola estocada que me hizo delirar. Impuso ritmo a sus embestidas con aquel sonoro golpeteo entre culo y pelvis que tanto deseé, llevándome al punto máximo del éxtasis. Mi eyaculación quedó esparcida en las sábanas de la tía, Luis se retiró de mí y me indicó que se la mamara. Cómo había menospreciado el tamaño cuando la vi la primera vez... casi no entraba en mi boca. Succioné goloso hasta que se vino llenando mi garganta de espeso semen, del que no derramé ni un poco. "El problema era el envase... " -dijo Luis sonriendo.

               Nos tendimos en la cama, él desparramado cuan grande era abarcándola en gran medida, y yo, muy pegado a él apoyado sobre su pecho velludo acariciándolo interminablemente. Luis jugaba con sus dedos en mis cabellos y me daba de tanto en tanto un tierno beso en la cabeza. Se parecía a la gloria, no hubiera sabido pedir más.

               Llegó el sonido lejano de alguien entrando a la casa, di un salto queriendo escapar, pero me retuvo a la vez que dijo:

               - Tranqui pibe, es alguna de las mucamas que llegan a estas horas, pero saben que no deben pasar a las habitaciones hasta después del mediodía. Pero si te sentís mejor, andá nomás.

               - Vale -agregué al momento que me incorporaba, Luis se levantó tras de mí y me rodeó con sus brazos por detrás dándome besos en el cuello. Giré mi rostro y recibí un gran beso en la boca, luego me soltó y despidió dándome una palmadita en la cola. Con sigilo pero raudamente, fui a mi habitación y me vestí sintiéndome mejor que nunca.

                 La tía entretenía a mamá, salían diariamente de paseo y compras. En tanto había pedido a Luis: "Aprovechá tu licencia y sacalo al Benja a conocer Buenos aires, mantenémelo contento al nene" parecía no notar que ya tenía los veinte años cumplidos, para ella era "el nene" y para él, "el pibe", ya sé que os habéis dado cuenta...

                La pasábamos en grande, por los bosques de Palermo, el jardín japonés, por cuanto museo quise ver, y lo mejor de todo es que lo tenía para mí, entrgadito por la propia tía. Nos dejábamos el tiempo suficiente para pasar los momentos más apasionados en hoteles baratos, otros no lo eran tanto, en algún que otro rincón de los innumerables barrios porteños,  en un parque que creo se llamaba Plaza Armenia... o Pakistán, no recuerdo la verdad, pero sí recuerdo cada segundo vivido allí. Incluso por supuesto también follábamos salvajemente en el piso de la tía.

               Me las había arreglado para quedarme en casa de tía Matilde, mientras que mamá seguía en el hotel feliz de que fraternizara tanto, al menos, con esa parte de la familia.

               Como sabemos, la dicha nunca será eterna, y llegó el día en que Tía Matilde volvió antes de lo previsto y me encontró siendo taladrado por su macho en plena sala. Se detuvo unos segundo, perpleja, con la puerta (y la boca) abierta, y nuestro acto desenfrenado se detuvo también. Dejó en el suelo los paquetes que traía consigo, cerró nuevamente la puerta y no supimos de ella hasta la hora en que normalmente volvía. durante ese tiempo no respondía las llamadas, y yo tenía la certeza de que estaría contándole todo a mamá. Supe, porque me lo dijo Luis cuando me  llamó al móvil avisando que la tía había regresado, que los paquetes eran regalos del día de reyes. Tras ser encontrados, yo me fui inmediatamente también, lo habíamos echado todo a perder. Di unas vueltas con aires de nostalgia por lugares visitados con Luis, pero tenía más susto que nostalgia. Finalmente fui al hotel, Tía Matilde no había estado por allá. Rogué a mi madre que volviéramos a España, que tenía suficiente por esta visita y sin dar explicaciones me negué a despedirme de "los tíos". Mamá fue a despedirse de Tía Matilde y volvió cargada de regalos, solo dijo que me enviaba recuerdos. No hubo palabra alguna del incidente, o al menos nada dijo mamá.

                Me encuentro ya de regreso en España, donde reina el discreto silencio sobre el incidente del velorio. Todo cuanto llevo puesto hoy, ha sido regalo de la tía, me siento fatal. Luego del mediodía fui al baño en un centro comercial de Madrid, mientras meaba, un joven a mi derecha veía mi pene descaradamente "debe ser argentino"  -pensé-. Miré el suyo, no estaba nada mal, empezaba a ponérsele ya tiesa. Lo vi a la cara y sonriendo, aunque triste, le dije:

                 - No gracias, pibe

                 - Pues por nada chaval -respondió con acento madrileño- No estés tan triste, ve a buscarle.

                 Cómo decirle que no podía, di las gracias y salí sintiendo que las lágrimas brotaban ya. Una vez en casa, mamá me sorprendió diciendo:

                   - No sé que haz hecho en Buenos Aires, pero parece que causaste una muy buena impresión. Llamó Tía Matilde, llegan mañana con Luis a pasar una temporada con nosotros, dicen que no pueden esperar otros trece años para volver a verte.


miércoles, 8 de enero de 2014

SEXO MACHOTE VI

       Aquí tenemos un Trío fenomenal. Montan una buena follada que incluye doble penetración de las que tanto gustan. Gozan de lo lindo en este vídeo: un jovencito (+20) de muy buena polla y un treintón que hacen delicias en el culo tragón del blanquito medio rapado que disfruta a lo bestia de tremendas trancas, y con su carita de satisfacción, nos revela a un vicioso insaciable que está en su salsa. 
         Delicioso...






martes, 7 de enero de 2014

SEXO MACHOTE IV


Machos muy machos follando a lo guarro. Meadas, escupitajos y otras delicias. Cando follar implica mucho más que eso. Este es un vídeo Muy Caliente...











viernes, 3 de enero de 2014

SEXO MACHOTE III

Gente común utilizando los parques para la recreación, como corresponde. Entre tanta pose y gemido fingido, este vídeo suena a aire fresco. Sin tanto músculo, pero con mucha polla, espero os guste...





jueves, 2 de enero de 2014

TRES CERDITOS


Corto pero bueno. Tres cerditos muy guarros que redefinen el cuento. Ya encontraremos al lobo feroz...








Ver Vídeo (Pincha Aquí)


Y SE FUE...

Si el 2013 te dejó con el culo abierto...

                                             ¡No te quejes!




Y mira lo que te espera para el 2014



¡Muchas Felicidades!